Un tribunal condenó ayer a ocho años de prisión a un empleado de farmacia del departamento Avellaneda, al hallarlo responsable de abusar sexualmente de su hija adolescente, la primera noche en que acordaron que la víctima fuera a vivir con su padre.

La pena fue dictada por el tribunal conformado por los vocales Graciela Viaña de Avendaño (presidenta), Julio David Alegre Paz y Luis Domínguez, quienes encontraron culpable al individuo de "abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo".

En los alegatos, los fiscales habían requerido una pena de 11 años de prisión, por entender que los hechos fueron acreditados desde que comenzó la investigación. La defensa a cargo de Román Nassif instó a la absolución de su cliente, por interpretar que la acusación no fue acreditada.

Todo estalló en noviembre del 2020. La víctima, de 14 años, pidió a su mamá ir a convivir con su padre. Eran días de problemas y crisis de adolescente.

En efecto, la madre estuvo de acuerdo y coordinó con su expareja el traslado de la jovencita. Al llegar a la casa de su progenitor, la esperaba su abuela paterna. La primera noche la llevó a dormir a la cama de su padre, quien se encontraba de asado con un grupo de amigos.

De madrugada, el individuo retornó a su casa. Fue a la habitación y atacó sexualmente a su hija, sujetándola del cabello.

Minutos después, la víctima envió un mensaje pidiéndole ayuda a un amigo, confiándole que había sido abusada por su padre, ahondó en su relato la fiscal. "Venite a buscarme o iré caminando", le habría solicitado la joven al amigo.

En la última jornada de juicio, el sujeto declaró ayer. En síntesis, señaló que la menor durmió toda la noche. Negó haber hecho algo malo y afirmó que todo es mentira.

Luego, la Fiscalía cargó duro con un pedido de condena de 11 años, por juzgar que el padre abusó de su hija, ratificadas con todas las pruebas contundentes. La defensa indicó lo contrario. Sostuvo que los cargos no habían sido debidamente acreditados durante la instrucción, ni en la etapa de juicio oral.

Posteriormente, el alto cuerpo pasó a un cuarto intermedio. Antes de las 13, el secretario develó el veredicto. Fallo unánime con 8 años de prisión para el individuo, cuya identidad se mantiene en reserva para preservar la de la víctima.

Los psicólogos concluyeron que el sujeto carecía de empatía y tampoco asumía su condición de padre. En ello giró el debate, pero sin que nadie objetara que el empleado de farmacia tenía bien claro que era su hija y sus acciones eran repulsivas, moralmente reprochables e ilegales.

Los grises de esa paternidad negada chocaron con una implacable batalla legal, pero con una columna vertebral inobjetable: atacó sexualmente a su hija y el tribunal ayer lo condenó y purgará la pena en un organismo se seguridad.