Tres jóvenes añatuyenses serán juzgados desde el 20 de septiembre, acusados de perpetrar el asesinato, en patota, de Atilio Gervasio Castillo (con pandemia por el Covid-19), atacado a fines de abril y muerto en mayo del 2020 en un centro de salud.

En el banquillo estarán sentados Nicolás Raúl Sauco y dos jóvenes más, que cumplieron la mayoría de edad mientras se encontraban “internados” en un centro para jóvenes en conflicto con la Ley. Castillo fue interceptado la noche del 25 de abril frente a una canchita, en el Bº Las Malvinas.

Para la fiscal Florencia Garzón, fue ultimado por Sauco, quien tenía 18 años, más seis menores de 13, 14, dos de 15, 16 y 17 años. Los protagonistas confiaron que aquella noche bebieron y fumaron en un domicilio.

Luego, dos acompañaron a una chica a su casa y en el camino se encontraron con Castillo, en estado de ebriedad. “Vos le andas diciendo a la policía que yo vendo pastillas. Vení, vamos a arreglar esto como hombres”, sugirió Castillo a Sauco. “No, porque vos llevas un rifle” (de aire comprimido), respondió Sauco. Castillo dejó en el piso el rifle, mientras Sauco entregaba algo (era una punta) a un menor de 13 años.

En segundos, Sauco cayó dos veces y el menor terció y golpeó en la cabeza a Castillo, que quedó tendido en el suelo. Una chica de 15 años lo golpeó en la cabeza con la mitad de un ladrillo. Ello fue propicio para que Sauco avanzara con la punta (devuelta por el menor) y le asestara dos profundos puntazos a Castillo. Después, la víctima fue rodeada, blanco de trompadas, patadas y ladrillazos por los siete amigos.

Castillo se puso de pie, caminó, cayó frente a una laguna, logró levantarse, pero finalmente se derrumbó. Horas después fue llevado al hospital local y derivado al Regional. Pero la punta, los ladrillazos y las patadas surcaron heridas mortales que diezmaron su fortaleza y le causaron la muerte el 5 de mayo.