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ACTUALIDAD

11 de septiembre de 2022

El Papa Francisco recibió al obispo de Añatuya, Monseñor José Luis Corral

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El obispo de Añatuya, Monseñor José Luis Corral, se encuentra de visita pastoral en la Ciudad del Vaticano, en donde recibió el saludo del Papa Francisco.

Así lo dio a conocer el titular de la Diócesis con asiento en la "Capital de la Tradición”, en una carta enviada a toda la comunidad cristina.

El comunicado del Obispado expresa lo siguiente:

"En Roma, en el Regina Apostolorum, Colegio Internacional de los Legionarios de Cristo, se llevó a cabo el curso para la formación de nuevos obispos. El curso está centrado en el anuncio del Evangelio en los nuevos contextos y es organizada por el Dicasterio para los Obispos. El seminario tuvo como tema: "Anunciar el Evangelio en una época que cambia y después de la pandemia: el servicio del obispo".

Tras la misa de apertura Del 1 de septiembre, presidida por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, se abordaron diversos temas durante las jornadas, como:

 

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El sentido y los horizontes de una Iglesia sinodal; Educación al liderazgo sinodal; Gestión de las crisis, con especial atención a los abusos; La Iglesia en la sociedad posmoderna después de la pandemia; Experiencia canónica para la administración de una diócesis; Vivir en el mundo mediático más allá del paradigma tecnocrático;

Las dos prioridades indicadas por el Papa en el camino de la Iglesia: la familia y la fraternidad universal; y la santidad episcopal en la comunión católica. Estos temas fueron presentados por los Cardenales Prefectos de los diferentes Dicasterios de la Curia Romana acompañados por laicos y religiosos/as que trabajan en cada uno de estas áreas.

El jueves 8 de septiembre, el cardenal Marc Ouellet, Prefecto del Dicasterio para los Obispos, presidió una misa en la Basílica de San Pedro, tras la cual los participantes fuimos recibidos en audiencia por el Santo Padre en un distendido y prolongado diálogo donde se pudo preguntar e intercambiar libremente con mucha caridad, respeto y libertad.

Este momento, entre otros, profundiza la comunión episcopal “cum et sub Petro”y donde renovamos nuestra adhesión y cooperación al Santo Padre.

Debido a que en años anteriores no fue posible organizar el curso, este año la formación se desarrolla en dos sesiones: a la primera, que ya culminó, asistimos unos 150 obispos; a la segunda, sobre el mismo tema, del 12 al 19 de septiembre, se espera que asistan unos 180. En ambas sesiones participa también un grupo de obispos dependientes del Dicasterio para las Iglesias Orientales.

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Todos quedamos muy satisfechos con la buena organización, los pertinentes contenidos y metodologías, y el espíritu fraterno que hizo que estos días se vivieran en un ambiente de mucha afinidad y sintonía. Se apreció el hecho que así podemos palpar en vivo la universalidad-catolicidad de nuestra Iglesia, afianzar vínculos para vivir la colegialidad episcopal y compartir alegrías y preocupaciones del camino que recorremos.

La fraternidad sacramental que simboliza la comunión de todos los sucesores de los Apóstoles dispersos por el mundo entero es un verdadero don y tesoro de la Iglesia.

Todos los obispos tuvimos permanentemente presentes a nuestras Diócesis, con sus rostros y vivencias, ya que son el sentido de nuestra vocación, con quienes caminamos juntos como Iglesia de Cristo y a quienes queremos servir con el ministerio conferido.

Nos volvemos con la inmensa gratitud por la elección de Dios sobre nosotros, inmerecida y gratuita, con una conciencia más viva de nuestra indignidad, pero también con la dicha que podemos contar con el don del Espíritu Santo que nos ayude a superar nuestros temores, nuestras insuficiencias y nuestras fragilidades.

En cada lugar que visitamos en nuestra peregrinación, elevamos oraciones por ustedes: sacerdotes, consagradas, laicos, sin olvidarnos de las situaciones de sufrimiento y dolor presentes, lo hicimos de un modo especial en el altar de Santa María en la Basílica dedicada a Ella y en la Basílica edificada en memoria del martirio de San Pedro, que custodia su tumba, el primero de los Apóstoles.

Que La Virgen Madre vele por todos sus hijos, sostenga nuestro espíritu misionero y que San Pedro nos ayude a renovar la fidelidad a la gracia recibida del Señor para servir en santidad al Pueblo de Dios con misericordia, cercanía y esperanza.

Gracias por acompañarme con sus oraciones y me sigo encomendado a ellas para las próximas actividades que desarrollaré por este lado del mundo. Un abrazo a cada uno y hasta que nos volvamos a encontrar". 

Mons. José Luis Corral, SVD

Obispo de Añatuya

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