Una nena de 8 años develó en la escuela que padecía una pesadilla sexual en el seno de su propia familia y la Justicia de la zona del departamento General Taboada, materializó la detención de su hermano, de 22 años.

La historia de la pequeña genera hoy perplejidad. Según la investigación de la Defensoría Penal y la fiscal, Alejandra Sobrero, los primeros destellos de horror irrumpieron el mes pasado.

Las autoridades escolares revelaron a la Defensoría que una de sus alumnas era muy retraída y, a la vez, un tanto agresiva con el resto de sus compañeritos.

Refrendada la alerta ante la fiscal Sobrero, a las pocas semanas se realizó Cámara Gesell.

Ante la funcionaria, psicólogos, abogados, asistentes e instructores, la nena habría dejado en claro que su hermano habituaba abusarla con las manos.

La niña ignora lo que es sexo, pero en su descripción, tan natural, desnudó noches de horror dentro de una misma habitación, en medio de un completo hacinamiento.

Tan triste pero precisa y clara en el mensaje, la chiquita aportó mucha información a los funcionarios.

Ahondó que su hermano también acostumbraba “retarla”, pero también agredirla físicamente, ahondaron voceros policiales.

Después de interiorizarse sobre esa realidad tan triste, calamitosa más aun por ser tan pequeña la víctima, este fin de semana la fiscal Sobrero resolvió ponerle un punto final.

El viernes, Sobrero requirió la inmediata detención del sujeto apuntado y a las pocas horas le fue otorgada la medida, con una orden de allanamiento refrendada por la jueza de Control y Garantías, Ana María González Ruiz.

Los funcionarios policiales materializaron la medida el sábado a media mañana, al detener a un joven, de 22 años, semianalfabeto, pero con sus facultades mentales en óptimo estado.“Abuso sexual simple agravado por el vínculo y la convivencia preexistente, serían los cargos enrostrados por la fiscal Sobrero, quien ordenó que el imputado sea alojado en una departamental policial.

El día después para la niña será monitoreado por la Subnaf, una Defensoría Penal y la Fiscalía misma, quizá avanzando más allá de los propios límites emanados del delito en sí.

Con el hermano privado de la libertad, la Justicia intentaría tender de puente para un cambio de vida y convivencia, ya que más allá de la pobreza, no es aconsejable que los adultos y niños compartan una misma habitación. Esa preocupación ahora será volcada a otros funcionarios, en pos de un drástico cambio que posibilite a la pequeña mitigar su dolor y bregar por una mejor vida, en especial a corto plazo.