Una mujer y su novio fueron detenidos en el paraje La Invernada, departamento Figueroa, acusados de prenderle fuego a la casa de un vecino y apedrear luego a un patrullero, furiosos porque el hombre alertó a la policía y acusó a ella de beber en demasía y agredir físicamente a su hijo, un niño de 9 años.

"Incendio, atentado y resistencia a la autoridad" serían los cargos que la Dra. Silvia Jaime —fiscal de turno— le endilgó a Vilma y Cristian, quienes incendiaron una casa solo porque su propietario se hartó de verlos emborracharse y ella, en ese estado atacar brutalmente al niño.

Según testigos presenciales, un vecino se trasladó a la subcomisaria e informó que Vilma se embriagaba con su novio y que luego padecía sus excesos uno de sus hijos, de 9 años. Además, se supo que también fue alertado el padre biológico del menor.

En forma simultánea, sobrevino un revuelo y a las pocas horas Vilma, Cristian y un adolescente se trasladaron a la casa del vecino "acusador", resueltos en desquitarse por haber "abierto la boca" de más.

Sin ninguna intención pacifista, el grupo habría copado y quemado la casa, sin que su propietario nada pudiese hacer para contenerlos y evitar quedarse con lo puesto.

Sin perder tiempo, también arribaron varios policías (en un patrullero) desde la Subcomisaría de Bandera Bajada, Figueroa. Las tres personas habrían redireccionado su ira: atacaron al vehículo a pedradas y agredieron a un uniformado.

Urgente, la fiscal Silvia Jaime habría requerido la detención de Vilma y Cristian, medida que les habría sido concedida por la jueza de Control y Garantías, Sara Harón.

Ya sobrios y con perfil ultra bajo, la mujer fue alojada en un organismo policial de La Banda y Cristian, en la ciudad Capital, a la espera de ser indagados.

Prima facie, trascendió que el cuadro de Vilma se torna más preocupante, ya que una fiscal de Género se haría cargo de la advertencia del vecino sobre reiterados castigos físicos en perjuicio del niño de 9 años.

Por ello, nadie descarta que sea imputada por "lesiones" o bien "malos tratos", con lo cual peligraría hasta la patria potestad y, en el peor escenario, sus desatinos con el alcohol no demanden la intervención del Juzgado de Menores.