El mecánico Javier Beltrán habría utilizado la camioneta de un cliente para trasladar el cuerpo de Paola Teresita Chius, según la denuncia de una mujer, cuya declaración se transformó en un elemento crucial para la detención del presunto amante de la víctima, en la ciudad de Añatuya, Chius fue vista por última vez el domingo 6 y su cuerpo apareció en una zona montuosa la mañana del 9 de agosto con signos de ahorcamiento y trompadas en distintas partes del cuerpo, según se desprende del informe de autopsia.

En medio de una ciudad convulsionada, ahora se supo que Beltrán confió el asesinato a una mujer de su entorno y que ésta no titubeó: urgente hizo saber lo ocurrido a la policía. Básicamente, Beltrán le habría revelado que Chius estaba muerta y que él se esmeró de no dejar rastro alguno que lo incriminase.

Descifrar las pruebas científicas, es misión de los expertos de Criminalística. Arrancaron por el secuestro de una camioneta de un cliente, en cuyo interior el mecánico habría buscado a Chius el domingo al mediodía. Declararon sus tres hijos y señalaron haber visto el vehículo en la calle, al cual ascendió la víctima. ¿Qué pasó después? Beltrán se aferró a un silencio sepulcral y "no suelta prenda".

Es más, está internado en el Hospital de Añatuya y lo tratan de una descompensación cardíaca que frustró ayer la declaración de imputado. Del vínculo entre víctima y posible victimario, se sabe que solían verse con frecuencia. Que él descreía la versión de Chius: "Estoy con mi marido, pero estamos separados", confió un investigador.

También, trascendió que la "pareja" vivía la relación con cierta elasticidad, al menos discursiva, pero Beltrán se habría puesto como loco cuando Chius le dejó en claro que sus celos en modo alguno la harían ceder más de lo consensuado. La versión fue deslizada al cierre de esta edición, mientras los policías intentan extraer el contenido de los celulares incautados a los dos protagonistas.

Restan piezas clave para el armado del rompecabezas

Los investigadores indagan en transferencias de dinero realizadas a una cuenta de la víctima. Quizá con ello proyectan encontrar más piezas para el armado del rompecabezas.

En él, la vida de todos los protagonistas rebosaba de grises, es decir, todo era relativo: subyacían imágenes de una familia perfecta, pero puertas adentro la realidad lucía diametralmente opuesta. Asimismo, los fiscales toman testimoniales a todas las amigas confidentes de Chius; tanto del barrio, como del ambiente de la noche, confiterías y boliches, se supo al cierre.Los funcionarios confían que para dentro de 15 días ya habrán obtenido respuestas vitales, al menos para el quién, cuándo y dónde. El cómo (se perpetró el crimen) es la gran encrucijada pendiente, la "valla" aún difícil de sortear por los expertos.