Desde que mi memoria tiene la facultad de recordar, en mi cabeza se me aparece la imagen del primer grupo humano al que tuve acceso, por suerte, por privilegio, mi familia, muy particular, como la de cada uno, con características muy singulares.

Es a partir de ese suceso, que todes atravesamos, que empezamos a experimentar la aventura que implica la vida, con sus ventajas y desventajas, transitando las alegrías como si no hubiera mañana y las desgracias como si no tuvieran salida, pero aquí estamos.

Tengo un nombre que me pusieron y lo pensaron desde antes que llegue a este plano, y que en la actualidad, gracias a todos los derechos que hemos conseguido, tengo la libertad de elegirlo y con mucho cariño me he sabido apropiar y construir mi identidad. El monte santiagueño me recibió en sus tierras, que no suelen ser muy fértiles, pero me dejó echar raíces en su pueblo rodeado de manos calientes y abrazos sentidos. Tiempo después tuve el privilegio de poder venir a estudiar a la cuna de la independencia, qué responsabilidad, no es casual el lugar, mucho menos la gente que muy pronto iba a alojar mi llanto y mis logros, dándome un lugar en cada rincón.

Mi familia no es tan grande, pero mis ejemplos de referencia si, fueron gigantes y lo son quienes aun me acompañan desde este lado de la tierra. Laburantes, luchadores y militantes de sus creencias y sus convicciones, algunas religiosas, otras partidarias, muy diversas, pero todos tienen algo en común: la injusticia les moviliza hasta los huesos.

Pero lo que no tienen en común es algo muy significativo: la época en la que lucharon. Entre tangos y mamaderas, mis abuelos y mi madre me han sabido enseñar el valor de mi libertad, de poder elegir, expresar mis ideas, de poder ir a la escuela, acceder a la salud pública. Y para darnos cuenta de eso no necesitamos una clase magistral de un experto en algo.

Gran parte de mi familia ha sido perseguida y violentada en la época de la dictadura militar por intentar expresar sus ideas o por intentar estudiar, como seguramente muchos de nuestros familiares. Nuestras abuelas han sido la primera generación de su familia que pudieron votar en una elección, que pudieron jubilarse, que tuvieron vacaciones pagas en sus trabajos, que se pudieron jubilar también siendo amas de casa.

Ni hablar de todos los derechos que hemos conquistado hasta la actualidad, AUH, potenciar trabajo ex ellas hacen, prist, tarjeta alimentar, potenciar inclusión joven, acompañar, progresar, voto joven, derecho a la identidad de género, al matrimonio igualitario, al divorcio, etc etc etc.

Según el google, la política es el conjunto de actividades que se asocian con la toma de decisiones en grupo, u otras formas de relaciones de poder entre individuos, como la distribución de recursos o el estatus.

Según yo la política somos todos nosotros, somos un cuerpolitico, cuerpo-político. Porque la vida depende de que tomemos decisiones que afectan a otros de una u otra manera. Identificarse con un partido político es otro tema, muy relacionado también a tomar decisiones.

En este último tiempo, como un río de sálvese quien pueda en el que sentimos hundirnos, he visto de las más horrorosas miserias humanas desplegarse, sostenidos por los trabajadores, los jóvenes, lucrando con el dolor del otro, con la incertidumbre, con el miedo y con mensajes como ‘’el que quiere puede’’, hablando desde un lugar de privilegios, porque el que tiene plata, quiere y puede. Pero el resto de los mortales, tiene que luchar para conseguir sus proyectos, con mucho esmero y valentía.

Pero a pesar de que me atravesaron esas injusticias, me habita todos los dias, desde hace un largo tiempo el abrazo sentido, los mates calentitos con yuyos de muchísima gente que de una u otra forma, como yo, intenta sobrevivir y cuidar con afecto cada derecho conseguido, cada lucha transitada, luchando por quien no puede o por quienes ya no están, pero sobre todo por mi y por el lugar donde vivo y para que sea un lugar amable y habitable para todes.

Mientras escribo esto, escucho una canción que repite miles de veces: ‘’Voy a insistir en tiempos inertes, voy a insistir más que nunca’’. Yo voy a insistir en que cuidemos a quienes con mucho trabajo, nos cuidan, que cuidemos los derechos que hemos conseguido y han conseguido con esfuerzo muchos de los que hemos perdido en el camino y porque la lucha sea lo último que abandonemos.

Daniela Mascareño