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05/06/2025

Cartas, deseo y un verano que cambió todo: la particular relación entre Lorca y Dalí

Fuente: telam

Una historia que dejó huella en la poesía, la pintura y los silencios que marcaron una generación signada por el anhelo y la represión

>5 de junio, al recordarse un nuevo aniversario del nacimiento de Entre el deseo del poeta y la ambigüedad del pintor pudo haber existido un amor que no se concretó, pero que dejó rastros duraderos en cartas, obras y silencios. Lorca habría amado con una intensidad sin refugio, mientras que Dalí —jugando a seducir y repeler— habría contenido un afecto que, aunque nunca se expresó físicamente, marcó la sensibilidad de ambos para siempre.

La huella de aquel vínculo podría rastrearse en la Oda a Salvador Dalí, en las cartas cargadas de símbolos, en las escenografías de Mariana Pineda, y en los versos de Poeta en Nueva York. Tal vez en otra España, sin represión, sin miedo, sin dictaduras, habrían sido más que un amor frustrado. Habrían sido compañeros, artistas unidos no solo por la genialidad sino por la ternura.

En 1923, en la Residencia de Estudiantes de Madrid, un joven Federico García Lorca conoció a Salvador Dalí, quien acababa de llegar desde Figueres.

Lorca, tenía 25 años; Dalí, solo 19. La Residencia era un centro efervescente de pensamiento libre y creatividad, donde también vivían Luis Buñuel y Pepín Bello.

Ese vínculo creció en un ambiente donde la libertad intelectual era posible, pero la emocional aún encontraba barreras. Ambos compartieron lecturas, proyectos, largas conversaciones y una intimidad emocional que superaba la simple amistad.

Entre 1925 y 1930, la relación se profundizó a través de una correspondencia cargada de símbolos, erotismo contenido y códigos íntimos. Las más de 40 cartas recopiladas en Querido Salvador, querido Lorquito muestran un juego afectivo en el que Dalí coqueteaba y contenía, mientras Lorca sufría en silencio. En una carta de 1928, Dalí escribió: “Tú eres una borrasca cristiana y necesitas de mi paganismo”.

Ese verano también fue fértil en lo artístico: colaboraron en la obra Mariana Pineda, con decorados diseñados por Dalí. Sin embargo, la sombra de Luis Buñuel, quien rechazaba abiertamente la homosexualidad de Lorca, comenzó a enturbiar el vínculo.

En 1928, Dalí envió una carta que resultó demoledora: criticó el Romancero Gitano, la obra más exitosa de Lorca, como “poesía vieja” y “llena de lugares comunes”. La frase, impulsada por Buñuel, devastó al poeta. Desde entonces, la relación se fue apagando. Lorca viajó a Nueva York en 1930 y le propuso reencontrarse. Dalí no fue.

A pesar de la frustración, el vínculo entre Lorca y Dalí dejó una marca indeleble. Su relación alimentó creaciones, sensibilidades y heridas que aún hoy interpelan al público.

La Oda a Salvador Dalí, escrita por el poeta en 1925, es un testimonio directo del impacto del pintor en su vida. Por su parte, los primeros cuadros de Dalí están impregnados de la sensibilidad poética de Lorca.

Fuente: telam

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