No se puede escribir la historia de Añatuya sin resaltar la figura y obra de Monseñor Jorge Gottau, quien fuera elegido por el Papa Juan XXIII en 1961 como Obispo para misionar en esta parte del territorio argentino, logrando edificar la Diócesis de Añatuya, una de las 11 diócesis católicas de la Argentina, y que conforma la llamada Región Pastoral del Noroeste.

Gottau llegó a esta parte del mundo, el 1 de octubre de 1961, eligiendo como lema episcopal: «Ad Jesum per Mariam» (A Jesús por María). Llegó acompañado por el padre Emilio De Elejalde para misionar en un extenso territorio de aproximadamente 68.000 km2, en los que se distribuían unos 160.000 habitantes (en 1964). Por ese entonces, las condiciones de vida de la gente eran de extrema pobreza; carentes de mucho, incluso de vida espiritual, a tal punto que sólo existían 7 parroquias y 7 sacerdotees. Cuentan que , los pobladores sólo dedicó esfuerzo y empeño a lo largo de 31 años. Generó oportunidades para la totalidad de una población que hasta ese entonces, estaba huérfana de protectores y no sólo buscó llevar la Palabra de Dios a mujeres, hombres y niños, sino que entendió que esta Evangelización debía ir acompañada de obras que ayuden a mitigar el hambre y las necesiades extremas en las que vivía sumida la mayoría. Por ello lo bautizaron como el “obispo de la Promoción humana”,  por pensar y actuar en beneficio de las comunidades más desprotegidas, construyendo escuelas de todos los niveles, incluso de nivel especial como la “Santa Margarita”. Construyó hogares para niños, ancianos y discapacitados; fué quien motorizó la erradicación de viviendas-rancho, entre otras trascendentales obras –que iremos plasmando-, con la sola intención de lograr el progreso, el desarrollo de quienes habitan este suelo santiagueño. (continuaremos).-